martes, 24 de enero de 2012

Árboles, ¡fuera!

Pero bueno, ¿cuánto cuesta mantener cuatro arbolitos? ¿Están tan mal las arcas municipales que impiden replantar cuatro naranjos ahí donde la atilanada acción humana ha dejado ver sus efectos?
A este paso convertiremos el casco urbano en un desierto de alquitrán y adoquines, donde no pueda darse ni un triste jaramago.
El estado del bienestar también consiste en poder disfrutar de la estética que nos proporcionan los árboles y jardines en la ciudad.
Yo no sé dónde están las prioridades del gobierno municipal: problemas de limpieza, de transporte público, de alumbrado público. Siguen sin saber gestionar el pago de las nóminas de la plantilla municipal (ni emprender alguna reestructuración). Está claro que un Ayuntamiento no puede resolver por sí sólo el problema del paro, como engañosamente prometió la alcaldesa del PP García-Pelayo en su campaña electoral. La obligación del Ayuntamiento es dar los servicios indispensables de orden y limpieza, de acuerdo con lo que recauda. Una comunidad de vecinos, vamos. Y eso no lo está haciendo. Tampoco.
El caso, como el que vemos en la imagen, no es desgraciadamente el único. Una estrecha calle del casco antiguo asfixiada por el tráfico y a la que se le han eliminado las aceras (para facilitar el paso de los coches), ahora le quitan el toque verde. Así podrán los vehículos tener más sitio para aparcar un "momentito" y hacer alguna gestión por el centro. Ni árboles ni bolardos. ¿Y los peatones, qué harán? Así nos va.

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